lunes, 13 de agosto de 2007

APORTES SOCIOLÓGICOS Y CRIMINOLÓGICOS ACERCA DE LA DELINCUENCIA

Existe evidencia y consenso de que la delincuencia es un fenómeno complejo y multicausal que nos obliga a estudiar el tema con detenimiento y de manera integral. Al respecto, existen teorías que suponen la presencia de ciertos factores que aumentan la probabilidad de iniciar o permanecer de las personas en la comisión del delito. La opción por la prevención se impone[1] cada día más por razones de eficiencia y eficacia. La idea es que las estrategias de prevención estén correctamente focalizadas en la población mas vulnerable y/o en riesgo de cometer delito o permanecer en el. Atendiendo a las causas que rodean a las personas como posibles victimas y a la sociedad podemos clasificarlas en Causas sociales, Causas institucionales y causas del entorno urbano y físico[2] estas instancias pueden aumentar la probabilidad de exista la comisión de un delito.

Un modelo explicativo conocido internacionalmente indica que la conducta delictual estaría directamente relacionada con los incentivos o disuasivos que los sujetos adviertan[3]. Es decir, el sujeto evalúa si los beneficios de la actividad delictual son mas altos que las ganancias de realizar actividades licitas asumiendo los costos y riesgos de las primeras. Asimismo, existen otros autores como Fajnzylver, Lederman, Loayza del Banco Mundial que apoyan esta idea de motivación del delincuente, la atención se ubica en las causas institucionales , es decir, se preocupa de convencer a los Gobiernos de la necesidad de un buen funcionamiento de las instituciones como medio efectivo de evitar los hechos ilícitos o sea fortalecer el control.

Por otro lado, Merton[4] explica la conducta delictual a partir de la necesidad de ciertos sujetos por cumplir determinadas metas de éxito económico que impone una sociedad. La condición social precaria de ellos, sin acceso a un trabajo que les reporte ingresos suficientes y sin oportunidades para alcanzar mejores niveles de vida, los impulsa a buscar una salida que es vista como la obtención de una gran cantidad de dinero que los situé en el estatus que les impone el medio. Este modelo pone la atención a la desigualdad. Lo que señala Sutherland[5] es más complejo y profundo, su tesis “asociación diferencial” asume un análisis sociológico-cultural, sosteniendo que la conducta delictual es aprendida en los grupos primarios de socialización (familia, vecinos, amigos), personas del entorno inmediato, que ya tienen inicio o especialización en esta conducta. Las condiciones de pobreza y marginalidad parecen especialmente adecuadas para el desarrollo de “subculturas” alternativas al sistema dominante, donde las condiciones de vida, la no incorporación a trabajos estables y bien remunerados, la escasa escolaridad y la segregación territorial, entre otros factores, se constituyen en elementos enajenantes del sistema y por tanto, validadores de microclimas sociales ajenos a lo aceptado socialmente.

Doris Cooper, investigadora Chilena, en su teoría del “Continuo Subcultural de la delincuencia” (1994) o “Nichos Etiológicos de la Delincuencia” (2000)[6] distingue el ámbito rural y el ámbito urbano donde en cada uno predominan algunos delitos típicos. Las categorías causales de la delincuencia son las siguientes:

a) Pobreza y extrema pobreza urbana: la delincuencia explicada a través de motivaciones económicas generalmente contra la propiedad y tráfico de drogas. Al interior es posible distinguir tres subtipos:
a.1 Ladrón Profesional (alta reincidencia)
a.2 Pandillas poblacionales (motivaciones de consumo de droga y alcohol o necesidades específicas)
a.3 Ladrones ocasionales (actúan según la oportunidad)

b) Delincuencia masculina Rural No Mapuche: delitos contra las personas, la familia y moral. Predomina el homicidio, violación, VIF y lesiones. La motivación no es económica.

c) Delincuencia masculina Rural Mapuche: motivaciones ancestrales, predominan delitos contra la propiedad y las personas. Con fuerte presencia del alcohol, violencia y usurpación de tierras.

d) Delincuencia femenina rural: delitos contra las personas, la familia y la moral. Predominan homicidios de familiares o parejas, en el marco del abuso y VIF.

Sin duda, en la delincuencia actúan e interactúan una serie de factores psicológicos, sociales, culturales y económicos cuya combinación es difícil de calcular. Sin embargo, la ONU[7] señala que existen niveles más altos de delincuencia y de violencia cuando se dan las siguientes condiciones relacionadas entre si:
a) Pobreza y desempleo especialmente en jóvenes
b) Familias disfuncionales (abandono, maltrato, indiferencia)
c) Sociedad tolerante a practicas delictuales
d) Discriminación y exclusión genérica y étnica
e) Degradación del entorno urbano y de vínculos sociales
f) Vigilancia inadecuada
g) Elementos de intimidación


De la Puente y Torres (2000)[8] aportan con otros factores de personalidad y sociales que son influyentes en la predisposición a la delincuencia como son:
a) problemas familiares
b) Ausentismo y deserción escolar
c) Pertenencia a pandillas
d) Problemas de personalidad (autoestima, autocontrol, egocentismo, poca resistencia a la frustración, deseo de obtener gratificaciones materiales de manera rápida, entre otras)
e) Necesidades urgentes que pueden ser satisfechas de manera rápida.

Muchas de estas características son comunas en los delincuentes en Angol. Además que una buena proporción cercana al 50% no superan los 22 años.

Los anteriores factores se pueden clasificar al interior de tres grandes conjuntos según Arriagada (1999)[9]:
a) Factores relacionados con la posición, situación familiar y social de las personas
b) Factores sociales, económicos y culturales
c) Factores contextuales e institucionales


Las conclusiones a que se ha llegado tienen sustento en investigaciones que ilustran con mayores antecedentes las condiciones asociadas a la tema de la delincuencia. La caracterización de ello demuestra que provienen mayoritariamente de familias que han experimentado dificultades socioeconómicas, habitan en viviendas pobres de sectores urbanos, fueron niños que vivieron una crianza inconsciente y descuidada con conflictos parentales[10]. Dentro de este ámbito, los comprometidos en conductas ilícitas suelen ser altamente impulsivos, con baja inteligencia, pobre rendimiento escolar y deserción del colegio[11].

Otro tipo de delito que varia de acuerdo a la sociedad que observemos es la Violencia Intrafamiliar existiendo muy diversas y variadas explicaciones pero con la desventaja de que los factores de riesgo identificados se contextualizan de manera aislada y sin relación aparente. Sin embargo, hoy existe gran consenso de que la VIF responde en especial a patrones más complejos, encadenados y reactivos entre si. Como a continuación se detalla:

Modelo Ecológico para comprender la VIF:
Existen diversos modelos explicativos de la violencia, modelos que han centrado su explicación, algunos en variables individuales y psiquiátricas, pasando por modelos puramente interaccionales hasta modelos centrados en variables socioculturales. Hoy existe consenso en señalar que no hay un factor que por si solo explique las conductas violentas. La violencia es un fenómeno complejo, en el que están presentes como detonante factores biológicos, sociales, culturales, económicos y políticos.
El modelo ecológico[12] aglutina de alguna manera diversas explicaciones de la violencia, constituyéndose en un modelo que incorpora distintos factores presentes en la situación de violencia y permite analizar la interacción sistémica de estos factores. El modelo define cuatro niveles de factores en relación con la violencia:
Individuo - Relaciones - Comunidad - Sociedad

El primer nivel se identifica con los factores biológicos y la historia personal que influyen en los comportamientos de los individuos y aumentan las probabilidades de convertirse en víctimas o perpretadores de actos violentos. En este nivel están el consumo de alcohol y drogas, los trastornos psíquicos y las experiencias de violencia anteriores en el espacio familia.

En el segundo nivel se considera las relaciones más cercanas como la familia, los amigos, las parejas y compañeros, es decir el entorno inmediato. En estudios sobre violencia intrafamiliar el tener amigos que cometan o “valoren” los actos de violencia es un factor de riesgo para conductas violentas.

En el tercer nivel se explora los contextos comunitarios en que se desarrollan las relaciones sociales, como las escuelas, los lugares de trabajo y el vecindario y se ven como estos contextos pueden favorecer los comportamientos violentos.

El cuarto nivel se refiere a las normas sociales y culturales que avalan o invisiblizan las conductas de violencia a través de su naturalización, cobrando especial mención en este nivel todas aquellas prescripciones que construye –y ha construido- la sociedad para el ser de mujeres y hombres, condicionamientos que se transforman en el sustrato ideológico de las conductas violentas. . Acá se profundiza la importancia del género como un factor relevante para comprender los comportamientos violentos en sus diversas manifestaciones. Desde esa perspectiva se analiza la representación sobre los estereotipos y roles sexuales, con el objetivo de ver la relación que pueden tener estas representaciones con conductas de violencia actuales o futuras.

Consideremos Género como el conjunto de características psicológicas o de personalidad que diferencian lo masculino de lo femenino, entendiendo que estas características son una construcción cultural. Cada sociedad tiene un ideal de hombre y de mujer y establece mecanismos para asegurar que sus miembros adquieran, desarrollen las características específicas según su género[13]. De aquí se deriva la existencia de los “estereotipos sexuales” que serían el conjunto de creencias que asignan a cada sexo ciertos rasgos y aptitudes psicológicas, intelectuales y manuales, en función de sus características biológicas. Los estereotipos han llevado a la existencia de sexismo, acto de subestimar a cualquier persona en función del sexo al cual pertenece. Los estereotipos sexuales se traducen en roles sexuales: un estándar reconocido y aceptado del ser hombre y mujer. Desde la perspectiva del género, los roles son impuestos, en formas diversas, sobre los individuos y las colectividades por el sistema social. A la mujer se le han atribuido los roles expresivos y al hombre los instrumentales. Se han estudiado los distintos mecanismos por los cuales se originan los roles, entre estos las dimensiones económicas, culturales, ideológicas, sociales y políticas. Un factor clave es el proceso de socialización en el espacio familiar[14]. Por otro lado, se ha trabajado el concepto de identidad ligado a esta realidad para dar cuenta del profundo anclaje de esta realidad y la dificultad para enfrentar el cambio.
Existen numerosos estudios que describen que en aquellas relaciones donde hay violencia en la pareja, sus miembros se han criado por lo general en familias donde los roles sexuales estaban rígidamente pautados. Estas formas de relación profundamente enquistadas en la subjetividad- son las que enfrentadas a cualquier cambio y dificultad, pueden desembocar en violencia.
En estudios realizados en el tema de la violencia hacia la mujer por su pareja, se comprueba que aquellas mujeres que tienen opiniones que tienden a favorecer una relación jerárquica hombre-mujer son las que reciben más violencia por parte de su pareja. Hay una relación entre las actitudes favorables a la autoridad masculina con las experiencias de violencia y especialmente con permanecer en una relación de violencia conyugal.
Es importante poder conocer la percepción de los jóvenes sobre los estereotipos y roles sexuales, considerando que en la actualidad se han dado cambios significativos en el rol de las mujeres en la sociedad, que tendrían que tener un impacto en términos de representaciones en los estereotipos y roles sexuales que se atribuyen según género.
En la actualidad co-existen diferentes definiciones de roles, que responden de alguna manera a los cambios que se están dando en la percepción y ejercicio de los roles de género, generada por la incorporación cada vez más masiva de la mujer al trabajo remunerado lo que ha modificado las bases de la diferenciación de los roles de género: la división sexual del trabajo[15].
a) Roles tradicionales segregados. Estos tienden a darse en los extremos sociales, en los sectores populares y en los sectores de más altos ingresos, la mujer desempeña el rol de madre, esposa y dueña de casa y el hombre es el proveedor único.

b) Roles compartidos: Hombre y mujer son iguales y comparten las tareas del hogar, la educación de los hijos y el trabajo remunerado.
c) Definición intermedia: Mujer se define principalmente como madre- esposa y dueña de casa, pero puede tener una actividad remunerada. El hombre es el proveedor principal, pero participa en la crianza de los hijos y en las tareas del hogar.

Los estereotipos sexuales rígidos, unido a concepciones “idealistas” sobre el amor y la relación, hacen que esas relaciones sean más vulnerables para que las conductas de violencia orientadas a mantener los estereotipos se den. Considerando el marco teórico descrito, el presente estudio profundiza fundamentalmente en los factores culturales que se relacionan con las conductas de violencia. Partiendo por analizar los estereotipos y roles sexuales que tienen los jóvenes en relación a ambos sexos, para luego ver las concepciones de amor y de pareja y comportamiento sexual, finalmente conocer las percepciones sobre la violencia en la pareja, los factores que la explican y las medidas para poder modificar esas situaciones.

[1] Ministerio del Interior (2002). Influencia de factores en riesgo social en el origen de las conductas delincuenciales. División de Seguridad Publica.
[2] Vanderschueren F, (2000). Prevención de la criminalidad. Boletín SUR Corporación de estudios sociales y educación.
[3] En Olavaria M. (2000). Gobernabilidad y Seguridad Ciudadana. Conferencia de Chile. DOS.
[4] Merton R (1975). Teoría Social y Estructura Social. Paidós.
[5] Sutherland E (1940). Asociación Diferencial. American Sociological Society.
[6] Cooper, D (2000). Anomia y Delincuencia. CISOC.
[7] ONU (1995). Informe del Noveno Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del delito y tratamiento del delincuente. El Cairo.
[8]
[9] Arriagada, I y Godoy, L (1999). Seguridad Ciudadana y Violencia en América Latina: diagnóstico y políticas en los años noventa. CEPAL.
[10] Ibid,.
[11] Farrington (1996). Revista de Criminología, Policía de Investigaciones de Chile, N°8.
[12] Basado en el modelo desarrollado por Urie Bronfenbrenner La Ecología del desarrollo humano. Paidos 1987
[13] Binimelis,A. Análisis de roles y estereotipos sexuales en lo textos escolares Chilenos. En Educación y género. Una propuesta pedagógica. Ed. La Morada/ Ministerio de Educación.1993
[14] Diversos autores han descrito los roles de género, entre éstos Burin,M. Meler,I. Género y Familia. Paidós1998; Moser,C. y col. En Planificación de género y desarrollo. Lima. Red Entre mujeres/ Flora Tristán, 1995
[15] Estos roles están descritos en el Documento N° 58 Familia y Reparto de Responsabilidades. De las autoras Sharim, D y Silva, U. SERNAM, Mayo 1998

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